¡Aprontá tú corazón!

Kim GOMEZ PARENTINI

kimgomezparentini@gmail.com Grupo Libertad

www.grupolibertad.org

 Hace un tiempo íba a la casa del Partido; llevaba una bandera en  una caña. Durante todo el trayecto sentí que me miraban raro, y en más de una oportunidad me gritaron “¡corruptos!” y todo lo que se puedan imaginar. Me sentí tan disminuido que mi mundo parecía Pitufolandia.

Fue una sensación muy desagradable. Tanto que, ya en mi casa, me pregunté si los que gritaban tendrían razón. Pensé ‘…bueno, si tienen razón tienen que ir todos presos, y supongo que veré un desfile de gente de mi Partido hacia la Justicia’

Pero los años pasaron y no hubo desfile; al menos no el que presagiaban muchos que hoy gobiernan...

Lo que el tiempo trajo, sin embargo, fue una gran caída de caretas.

Los titulares de los diarios, finalmente, terminaron diciendo “Casinos: fiscal pidió procesar con prisión a Arana, Muñoz y Rosselli”, “Bengoa vuelve a declarar en un mes”, “Irregularidades en administración de Fonticiella”,  “Directora denunciada continúa trabajando en hogar del INAU. Le iniciaron sumario por mantener relaciones sexuales con internos y suministro de drogas”, etc, etc, etc…

Y entonces se hizo evidente que aquellos gritos eran una agresión brutal e interesada a mi Partido. En aquel momento no supimos como manejar la situación,  probablemente porque los gritos generalizados de corrupción no empezaron en un gobierno nuestro…  No supimos como manejar la situación. Somos tan liberales que dejamos que a nuestros Presidentes les dijeran de todo… 

Pues bien, seguiremos siendo igual de liberales, porque normalmente las verdades encuentran la manera de salir a flote, y allí es cuando no hay careta que resista. 

De todas formas da tristeza, porque pienso en aquellos que, apasionados como uno mismo, aprontaron el corazón para el nuevo país cristalino que abrazaron como ideal.

Deben sentirse tan pequeños como uno se sintió por aquellos días…  Lo que es seguro es que ningún colorado de ley le gritará en la calle al que lleve otra bandera, porque sabemos que el que lleva la bandera de a pie es culpable, tan sólo, de tener un corazón.