El Primer Congreso Nacional Ideológico del Partido Colorado

 Manuel Flores Silva
Periodista     

Cuando José Batlle y Ordóñez tenía 24 años, en 1880, viajó a Francia donde pasó alrededor de un año y medio. Cuando Don Pepe tenía 51 años, y había sido ya Presidente de la República, volvió a vivir a Francia por cuatro años, dedicando parte de ellos a recorrer algunas zonas del viejo continente, no muchas, y el norte de África. Luego volvió al Uruguay para ejercer su segunda presidencia.

Cuando Batlle llega la primera vez a Europa el debate era plenamente republicano. Después del desastre francés en la guerra con Alemania de 1870 se había establecido la Tercera República Francesa y los republicanos del entonces Presidente Jules Ferry, en el año en que llega Batlle, habían impuesto las leyes anticlericales más radicales, incluyendo prohibición de órdenes religiosas. Los republicanos acababan de instaurar el sistema de enseñanza pública laica, obligatoria y gratuita así como el divorcio. El Presidente del Parlamento era León Gambetta, que había elaborado el primer programa republicano “radical” –de Programa de Belleville (1869)- basado en el sufragio universal, la supresión de los títulos nobiliarios, la elección de los funcionarios, la separación Iglesia-Estado, la abolición de los monopolios, etc.. Un actor político decisivo entonces para los llamados “republicanos radicales” era Georges Clemenceau, conocido como “el tigre”, ya entonces, por su acción parlamentaria contra los poderes fácticos. Editaba el periódico del republicanismo radical “La justicia” y venía del republicanismo radical de su maestro Michelet.

Cuando Batlle llega por segunda vez a Francia, 26 años después, gobernaba al país galo el “Partido republicano radical y radical socialista” (PRRRS), dada la unión de los dos antedichos partidos en 1901. El Presidente del Ejecutivo era Georges Clemenceau. Los postulados del republicanismo radical seguían siendo el sufragio universal, la separación de la Iglesia del Estado (conseguida en 1905), la instrucción laica, gratuita y obligatoria, la creación del Ministerio de Trabajo (1906), la creación de las jubilaciones obreras (1910) y el impuesto progresivos a las ganancias (1914) entre otros asuntos. El Congreso de Nancy del PRRRS, año 1907, estando Batlle en Paris, fue un momento muy decisivo de los republicanos radicales, de donde surgieron luego los Partidos Radicales en bastantes países del mundo (España, Italia, Argentina, Chile, etc). Cuando cayó Clemenceau visitó el Uruguay. Un busto con su figura se encuentra en la presidencia del Senado uruguayo.

Las ideas republicanas radicales, con la adecuación nacional liberalismo incluido, animaron el segundo gobierno de Batlle así como los largamente elaborados programas del Batllismo (1922 y 1927).

Así como los republicanos franceses se reclamaban herederos de la revolución republicana, el resorte historicista también funcionaba en Batlle pues hacía pié en el republicanismo de Garibaldi, de la Defensa de Montevideo y de Fructuoso Rivera, quien, como testimonia Brito del Pino en sus memorias de la conquista de Las Misiones, llevaba el Contrato Social de Rousseau bajo el recado. De su vida y de Francia Batlle había traído el concepto del necesario entronque histórico de la modernidad.

Diciembre de 2011

La reforma de la Carta Orgánica del Partido Colorado realizada en el año 2007 instituyó el Congreso Nacional. Dicho Congreso debe reunirse dos veces dentro del lapso de cinco años de una administración. Al promediar el periodo de gobierno en lo que se ha dado en llamar el Congreso Ideológico del Partido, pues debe aludir al “Programa de Principios”. Enseguida de las elecciones internas de los partidos políticos en el llamado Congreso Programático, pues debe confeccionar el Programa de Gobierno a ofrecerle a la ciudadanía en dicho año electoral.

La Convención del Partido Colorado ha resuelto que el primer Congreso Ideológico se realice en diciembre de este año y ha nombrado una amplia Comisión Organizadora, tal cual lo prevé la Carta Orgánica, para organizar el evento.

¿Cuál es la tarea central del primer Congreso Ideológico del Partido Colorado? A nuestro juicio relanzar el pensamiento del republicanismo social que hizo a la construcción del único Estado del Bienestar conseguido en América Latina por vía democrática. Relanzar al país mismo hacia el republicanismo social –su identidad más esencial- según los modelos de avanzada del republicanismo de principios del siglo XXI. Hay que ver este Congreso en la lógica histórica de los congresos republicanos.

¿Qué es la idea de república?

La democracia apunta a la legitimidad del poder. Que las mayorías resuelvan (dicho sea de paso, contra lo que ahora se ha puesto de moda, institucionalmente la mayoría siempre tiene razón, aunque se equivoque, si queremos vivir en civilización).

Pero eso no alcanza para garantizar los derechos de los ciudadanos. Tiene que haber un sistema de instituciones que otorgue realmente esas garantías. Por ejemplo, división de poderes, para que unos se controlen a los otros y ninguno avasalle derechos ciudadanos. Pesos y contrapesos (por ejemplo, unos actúan otros controlan, etc.), sistemas de rendición de cuentas (no solo económicos sino de gestión). En suma, lo que hace la república es armar una ingeniería institucional que cuida que el poder no se desborde. Porque sabe que cuando se acumula poder en un lado de la sociedad, en realidad se le está sacando poder a otro lado de la sociedad. Para un republicano la pobreza es una situación socioeconómica, sí, pero es simultáneamente sacarle poder a un grupo de gente: desigualarlos.

El poder de cualquier tipo suele tener una tendencia intrínseca a buscar crecer. Sea económico, político, mediático, legal, ilegal (lo que Fernando Henrique Cardoso ha llamado la “sociedad incivil). Un republicano es alguien que escanea la realidad buscando un exceso de poder, un poder de hecho, un poder fáctico, para regularlo hacia el interés general de manera que no le saque poder a otros ciudadanos.

Por otro lado sólo unas solo unas instituciones controladoras de la tendencia natural del poder a acrecentarse por sí mismo aparecen como capaces de recuperar la desafección de los ciudadanos por la política y por el poder público tal cual se manifiesta en la sociedad actual. La sociedad moderna demanda más “rendición de cuentas” a la democracia representativa, más justa canalización de intereses, más transparencia. Para ellos, por ejemplo, se precisan mejores instituciones controladoras (mejor justicia, mejor Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo, etc.) así como mejores partidos políticos en su democracia interna y en su financiación.

Asimismo, también la idea de regular tensiones de poder en beneficio

del ciudadano –como tarea central del quehacer republicano- ha sido fortalecida por la crisis de falta de regulación de la competencia que ha estado en el origen de la crisis económica mundial de 2008, crisis donde finalmente el Estado salvó al mercado y sus fallas. Es decir, la crisis del año 2008 demostró que la tarea de regular las garantías políticas, cívicas o sociales de los ciudadanos que le corresponde a la república, es imprescindible también en la regulación de la competencia del mercado, de modo de salvaguardar al ciudadano como consumidor de bienes privados y públicos. Dicho de otro modo, o la idea de república maneja la economía (operando tanto por sobre el Estado y por sobre el mercado) o la república NO ES, dado los accesos que imposibilita y las desigualdades que provoca.

En el mundo de hoy no hay solo tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) sino que están, por ejemplo, poderes post Montesquieu. Los nuevos “poderes garantistas”, tipo Defensor del Pueblo, tipo leyes de acceso a la información pública, etc. Un mayor “poder de controlaría” como por ejemplo, más poderes al Tribunal de Cuentas, más poderes a las comisiones investigadoras parlamentarias, etc. Y un nuevo “poder regulador”, en el que el moderno Estado descarga su capacidad de controlar que exista competencia real en la oferta de bienes y servicios de modo que el ciudadano pueda acceder a mejores precios y calidades. El poder acrecentado buscará capturar modos no competitivos de acrecentar sus rentas en perjuicio del ciudadano consumidor. Imponer el “establishment” (sistema establecido de privilegios) por sobre el sistema (con sus componentes democráticos y de mercado, reglados).

El Congreso Ideológico del Partido tiene pues que renovar el discurso republicano en el país –acudiendo a todo el nuevo imaginario institucional republicano- enfrentando a un gobierno cuya corriente de ideas es antirrepublicana. Para construir así una democracia de ciudadanías políticas, cívica y sociales reales.

¿Cómo?

El republicanismo pone en valor la importancia de la deliberación y de la participación. Concibe a la ciudadanía como un valor activo no pasivo. El Congreso Ideológico colorado tiene que ser una instancia de mucha participación y de buena deliberación. Es lo que hay que preservar. Ese es el desafío. Abierto, deliberativo, participativo, vivo, ejemplo para la nación. Solo así será el comienzo del camino que vuelva a centrar la identidad nacional en los valores republicanos. Por sobre el nacionalismo y por sobre el socialismo antiliberal y antirrepublicano.