BICENTENARIO

“Día que no podrá recordarse sin emoción”

…Y se han iniciado las anunciadas conmemoraciones de los doscientos años de aquel febrero rebelde y libertario de 1811, en que los pueblos orientales se integraron con vigor al proceso liberador de siglos en el que se han empeñado los pobladores esclavos y oprimidos del llamado “nuevo mundo” por el colonizador europeo. En la larga noche del coloniaje comenzaba, aquí también, a vislumbrarse la aurora de la libertad e independencia. Llegaba a su ocaso el imperio español y Francia e Inglaterra se disputan el dominio del mundo.

“… Así se verificó prodigiosamente, y la primera voz de los vecinos orientales que llegó a Buenos Aires fue acompañada de la victoria del 28 de febrero de 1811: día memorable que había señalado la Providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en este territorio, y día que no podrá recordarse sin emoción, cualquiera que sea nuestra suerte". José Artigas, 7 de diciembre de 1811, Cuartel General del Daymán, en el extenso informe enviado a la Junta Gubernativa del Paraguay donde hace un resumen de los acontecimientos de la insurrección oriental. El “joven” Patriarca de la Patria Vieja, tenía entonces 47 años, en un momento histórico en que la expectativa de vida no superaba los cuarenta años.

En el correr del año 1810 las acciones y reacciones de gobiernos y pueblos van preparando el clima para los sucesos de 1811. Un sacerdote patriota, el 18 de agosto de 1810 en "La Graceada, Costa del Uruguay" escribió este pequeño informe revelador de los entretelones de la lucha liberadora: "Al paisano don Mariano Chaves de la Capilla de Mercedes lo llevaron preso a Montevideo, y así van llevando a lo principal de esta Banda, y mañana dicen que vienen por mí, por lo que me apresuro a escribirle, pero que cuidado el sonrojo sentiré, pero la gloria de padecer por mi amada patria quién no me lo envidiará que sepa lo que es honor!"

El "paisano don Mariano Chaves", - según el Prof. Gregorio Cardozo - era “cabildante de Soriano que se carteaba con Cornelio Saavedra, o denunciando al Juez Comisionado de Mercedes don Mariano Vega, o deteniendo, aun enfermo, al Comandante don Francisco Albín, en Víboras, para trasladarlo a la Colonia mientras las partidas recorrían la Campaña, se acallarían las voces. Desde mediados de enero de ese año de 1811, cada paisano, cada hogar y cada pago tienen asignado su cometido especial, desvirtuando así las versiones oficiales sobre el levantamiento “espontáneo” de los orientales. En el mejor de los casos, espontaneidad dirigida y organizada. El nervio de la conspiración regional era don Justo Correo, alférez de Blandengues en uso de licencia por enfermedad. Fuertemente motivado por las voces populares representadas por Pedro Viera, el conocido “Perico el Bailarín”: "Coquimbo y febrero 24 de 1811. Mialferes Correa: ya no me es posible de ningún modo contener la gente, y afín de evitar algún desorden que cause muchos males, o daños he determinado aproximarme a este pueblo y atacarlo mañana lo que lo que aviso á Vmd. para que así lo haga entender a todos los Partidarios nuestros que. Vmd. Tenga y no ofreciéndose otra cosa Ruego a Ds. ge. su vida ms. Años De. Vmd. Su servidor - Pedro Viera". Pedro Viera se había sumado a Correo en enero de 1811 con veintiocho hombres. En febrero le siguió Venancio Benavides.

Días antes el Virrey Francisco Javier de Elío, el 12 de febrero, declaró la guerra a Buenos Aires, lo que hizo el 12 de febrero. Para ello tomando una serie de medidas fiscales que le permitieron hacerse de recursos, intensificando la presión y opresión sobre el pueblo oriental. El 15 de febrero José Artigas abandonó el Cuerpo de Blandengues estacionado entonces en Colonia del Sacramento y solicitó auxilios al gobierno de Buenos Aires para los levantamientos en la campaña.

El día 24 de febrero llegó la esperada noticia, la declaración de guerra por parte de Buenos Aires para el 26 los patriotas, ocultos en un bosque sobre el arroyo Asencio en el actual departamento de Soriano. Ya no era posible contener la gente. "El veintiséis de febrero reunidos más de trescientos hombres se ocultaron de noche a tres Leguas del Pueblo en el monte llamado de Asencio Costa del Río Negro". Allí amanece el 27. Ese mismo día se produce el choque con partida española, a la que con habilidad y valor derrotan y toman prisioneros sin, que se escapase más que un Teniente de Montevideo, llamado don José Maldonado por haberse arrojado con caballo y todo a un arroyo llamado de la Calera". (Memoria de Justo Correa confirmada por el informe de Viera a la Junta de Buenos Aires).

Desde entonces “de todas partes” los orientales concurren a la cita con la mejor historia de esta tierra. “Cundió la chispa revolucionaria – dice Bauzá- por entre los distritos más inmediatos, prosiguiendo hasta otros más lejanos” manifiestan Melogno, Reyes y Bruschera en Ciclo Artiguista, agregando: “Al oeste de los actuales departamentos de Rivera y Tacuarembó –donde Artigas había efectuado reparto de tierras en los años de 1807, 8 y 9, levantan las huestes campesinas, Blas Blasualdo, alias “Blasito”, santiagueño; Baltasar y Juan Antonio Ojeda –paraguayos- beneficiarios de esas concesiones y vinculados a Artigas de tiempo atrás; junto con Manuel Pintos Carneiro – que fuera capataz de las estancias de Uliverri y Salvañach; Hilario Pintos, Pedro Osuna y otros.”

Sí, “día que no podrá recordarse sin emoción” aquel del Grito de Asencio del 28 de febrero de 1811. Don José aún tiene razón. Aquella fecha señaló el punto culminante de todo un tiempo de inflexión en el proceso de lucha por la libertad de los colonizados y oprimidos de esta esquina del mundo, la oriental, conformada por los ríos de la Plata y Uruguay. Desde entonces, la Independencia integral, sigue en el horizonte comunitario convocándonos a la lucha permanente. Siempre habrá pedazos de Libertad a construir, y muros y cadenas opresivas que destruir.

Punto culminante de una etapa de inflexión construida por las voces anónimas multitudinarias a lo largo y ancho de la Banda Oriental. Pedazos de Libertad inaugural adquirida a costa de enormes sacrificios, por parte de los olvidados de siempre, los hijos de la pobreza, la marginación y la humillación. Y hoy como ayer, las voces eruditas bucearán en archivos para darnos la última verdad, olvidando que en la piel y en la conciencia profunda de los oprimidos la historia de las luchas libertarias fueron marcadas a fuego y alimentan con el mejor pan la rebelión justiciera del hoy y del mañana soñado.

Se confunde la multitud anónima de paisanos acomodados, gauchos pobres, indios y curas en la común empresa de amasar, construir y transformar el espíritu libertario en conciencia colectiva del derecho irrenunciable a la libertad, la justicia, la paz y la fraternidad. He aquí entonces nuestro aporte, sin otra aspiración que contribuir modestamente a las celebraciones, sabiendo que refrescando la memoria histórica renovamos la conciencia de lucha permanente.

1 comentario:

Roberto dijo...

La historia de la República O. del Uruguay (ROU)está plagada de mentiras. Este país hace 200 años no existía ni como proyecto, por lo que el festejo de "su bicentenario" es ridículo. Luego de cumplida la Misión Ponsomby, se jura la primera Constitución de Uruguay el 18 de Julio de 1830. Este país nada tiene que ver con José Artigas ni con su ideario. Artigas en 1846,se refirió a Uruguay como "eso que le dicen república" y mencionó a los asesinos de indios, en clara alusión a Rivera.

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