El Intendente de Canelones,

...el barro y el problema “estructural” de las finanzas departamentales
Por Alejandro Ramos
En estos días han surgido comentarios políticos y periodísticos sobre la grave situación financiera de la Intendencia de Canelones.

Los problemas no son solo financieros y tampoco son “estructurales” como han venido comentando algunos políticos canarios, sobre todo del Frente pero lamentablemente también de nuestro Partido

El periodo del primer Gobierno Departamental del Intendente Carambula entre 2005 y 2010 ha coincidido con el mayor crecimiento de la economía del país en muchos años. No ha sido ese el contexto económico que le toco enfrentar a la anterior administración colorada entre el 2000-2005

Sin embargo, con sus 4.500 funcionarios y sin hacer obras que valga la pena mencionar, el Intendente Carambula logró su reelección y ahora vienen los lamentos porque la dura realidad golpea a la puerta.

El Gobierno Nacional de la Administración Vázquez inventó un fideicomiso para que los gobiernos departamentales llegaran con chance a las elecciones en 2009, principalmente tomando como referencia la situación de Canelones y de otras intendencias frentistas.

Como habrá sido el desbarajuste en Canelones que hasta la Intendencia de Montevideo le pasó fondos a través de este mecanismo. El tuerto ayudando al ciego.

Ahora parece que la crisis financiera a dos meses de asumir es declarada “estructural” en Canelones y de vuelta van a pedir apoyo al Gobierno Nacional.

No hay tal cosa como un problema “estructural” en un Departamento de los mas ricos y variados en su economía, con un enorme potencial y con una costa todavía inexplotada largamente en su desarrollo inmobiliario.

Lo “estructural” aquí es la falta de ideas y propuestas, sobre todo la falta de valor para encarar las soluciones de reducir el presupuesto y reenfocarlo en obras y no en sueldos. Gobernar pidiendo a cada paso que el Gobierno Nacional venga a poner la plata …, asi gobierna cualquiera.



¿Y el Plan Financiero?



La realidad es que no hay un plan financiero viable para pagar las deudas y apuntar a volver al saneamiento de las cuentas que permita una acción eficaz de gobierno en Canelones porque se siguen sin discutir y tomar las medidas necesarias. No se achicó el presupuesto improductivo. No hay una política de recursos humanos que tienda a equilibrar el personal en un numero mucho menor que el actual y de acuerdo a una redefinición adecuada de tareas, requerimientos, necesidades.

No hay una racionalización de los servicios en función de los costos y beneficios para la población.

El Frente solo piensa en términos de los equilibrios necesarios para mantenerse en el poder, y todo lo demás y que pase por tocar en algo los intereses sindicales queda afuera de la solución. En esto Canelones no parece ser nada diferente al Gobierno departamental de Montevideo. También hay compromisos con el sindicato para seguir “recuperando salarios” sin tomar en cuenta la realidad financiera de la Intendencia. Ya lo vimos en Montevideo donde terminó esto.

Lo que hay que recuperar en Canelones es la confianza de los contribuyentes, que ante la ausencia de servicios y obras sencillamente paga cada vez menos impuestos como la contribución inmobiliaria, la que la Intendencia tiene miedo de regularizar en sus valores por el propio nivel de morosidad y por tener cola de paja que no hizo nada de obrasñ

El contribuyente quiso creer en el periodo de Gobierno pasado y mejoró algo la morosidad, pero duro poco y ya volvió y se incrementó llegando al 60% en algunas zonas del Departamento.

En el circulo vicioso de la ausencia de inversiones, el deterioro de la infraestructura departamental (ejemplo: Ciudad de la Costa), alta morosidad sin solución de corto plazo, valores de aforo desalineados en la mayor parte de los padrones, presupuesto rígido de sueldos, ausencia de políticas de reestructuración de los servicios y del personal, la Intendencia se metió en uno de sus innumerables pozos y de allí no parece salir, ya que la deuda existe y no tiene como pagarla en este contexto. No sorprende, es la lógica consecuencia. Y bien embarrada parece la cosa

Pero el potencial es enorme. La construcción está teniendo un auge poco visto en otras épocas en el país, y continúa al presente en zonas residenciales de Montevideo y en Punta del Este.

De esto Canelones y su “joya” la Ciudad de la Costa se han visto ajenas.



¿Porque?



Si la inversión privada no es acompañada por la pública se termina agotando.

Desde hace años el Intendente Carambula promete las obras de saneamiento y pavimento en la Ciudad de la Costa que no se materializan.

La realidad en la Ciudad de la Costa es “barro y pozos”: no hay pavimento sino calles de tosca destruidas y con pozos inverosímiles, avenidas que son pistas de patinaje con las lluvias de invierno. Sin veredas, solo queda caminar por las calles con el peligro consiguiente.

Ni que hablar de plazas tipo “chircales”, refugios peatonales pintarrajeados cuando existen. El “equipamiento urbano” se asemeja al de una ciudad bombardeada, aunque en este caso parece serlo principalmente por la indiferencia de sus autoridades departamentales.

La Ciudad de la Costa es sin embargo potencialmente la alternativa próxima de desarrollo ante la saturación y el crecimiento de los valores en las zonas residenciales de Montevideo.



¿Qué hacer?



Indudablemente que el saneamiento y las calles pavimentadas son fundamentales, pero el plan actual de saneamiento que se maneja en lugar de priorizar la zona potencialmente de mas crecimiento como seria la rambla y zonas aledañas, siguiendo quizás criterios técnicos y no económicos ha priorizado realizar inicialmente las obras en una franja de Norte a Sur de la Avda Giannatasio en una zona central de la Ciudad de la Costa correspondiente a Lagomar y Solymar. El resto de las obras para completar irá por franjas y llevara no menos de 15 a 20 años, aunque el Intendente se cuida muy bien de decirlo.

Así, el proyecto de desarrollo de la Ciudad de la Costa se pospone y en realidad, se reduce a los avatares del mercado futuro pero desde el gobierno departamental no se promueve nada. Al contrario, si se ejecutan finalmente las obras como esta planeado es seguro que el proceso de desarrollo llegara finalmente pero 15 o 20 años mas tarde.

Una política de iniciar las obras de saneamiento por la Rambla de la Ciudad de la Costa, recuperarla, re pavimentarla, señalizarla y terminar canteros y alumbrado público así como la doble vía a la altura del Parque Roosevelt, unido a una simple corrección de la altura permitida de 8 metros a 15 metros haría maravillas para recuperar y desarrollar una inversión privada inmobiliaria que ha hecho mutis en los últimos años.

Y eso se puede hacer con un fideicomiso con el que sin duda se obtendrían fondos de inversores mas que suficientes, a pagar contra futuros incrementos de tributos ocasionados por el alza de valores.

Hoy se queja el Intendente Carambula que se han instalado mas de 130.000 personas en la Ciudad de la Costa (¿preferiría quizás mas conveniente que se hubieran ido?) cuando existe capacidad al menos para el doble en 10 años.

Y allí vendrá la recuperación de los ingresos de la Intendencia por los comercios y actividad que se asociaría al crecimiento inmobiliario, todo lo que unido a un plan financiero adecuado terminará con los problemas “estructurales” del gobierno departamental.

Claro que hay otras zonas del departamento de Canelones que también requieren obras y acción gubernamental. Lo de la Ciudad de la Costa es solo un ejemplo en una zona que aparece como la de mayor potencial en plazos cortos.

A no quejarse entonces y ponerse a trabajar. Es decir, a gobernar.

Y si no pueden, que asuman públicamente la responsabilidad, porque para algo fueron elegidos.

Y a algún compañero del Partido Colorado que acompaña los pedidos de plata al Gobierno, a recapacitar y a cumplir con el objetivo de una oposición constructiva.

No olvidar además que atrás de la plata vienen los “coordinadores” y “alcaldes”; que la pérdida de autonomía departamental comienza por vivir de las transferencias del Gobierno Nacional.

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