Ante las nuevas formas de gobernar

Por César García Acosta
El Partido Colorado tiene que estar muy atento no sólo al estado de su interna política, que es importante y merecedora de entendimientos, sino al contexto nacional, donde casi sin buscarlo ha adquirido un protagonismo intransferible, propio del rol político hasta ahora desempeñado, por la expectativa que generó su renovación, y por la potencialidad que -como partido de gobierno- grabó a fuego no sólo en el sentimiento sino también en la idiosincracia uruguaya.

Alcanza con leer el mensaje tanto de la Convención blanca como de Plenario directriz del Frente Amplio, para entender que el rumbo colorado y batllista será la marca de la diferencia a la hora en que la ciudadanía deba informarse para valorar propuestas y tomar decisiones.

Para eso el Partido debe contar con un plan estratégico elaborado no con improntas sectoriales, sino con mentalidad moderna, apelando a ideas nuevas con medios nuevos. No es posible pensar un partido político al margen de Internet, prescindiendo de las nuevas herramientas de la sociedad de la información, o incidiendo, como debe ser, en la forma de llegar a la gente con discursos con contenidos ágiles posibles de ser valorados, decodificados y reconvertidos en nuevas fuentes de información, por quienes serán no sólo votantes sino candidatos a ocupar escaños parlamentarios nacionales o departamentales e incluso municipales. Es más, a tal punto el vertiginoso impulso de la nueva modalidad de la política incidirá sobre nuestras sociedades, que los partidos tendrán que analizar sin pausa alguna la instalación ya no de un tercer nivel de gobierno –el municipal- sino un cuarto nivel que representará agrupaciones vecinales y sociales e incluso a los centros del poder local.

Para unos en el “desarrollo de lo local” confluirá esta suerte de nuevo relacionamiento funcional de la política; para otros, más allá del debate necesario que deberá darse a lo largo y ancho del país, ese ámbito serán los partidos políticos.

Ya no queda espacio para la inacción; la hora de imaginar lo que vendrá será diferencia entre existir o dejar de hacerlo.

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