Por Tabaré Viera Duarte
"Si Uruguay quiere mantener su soberanía, deberá invertir" para mejorar el control de los espacios aéreos y marítimos aseguró el Ministro de Defensa, Luis Rosadilla en conferencia de prensa. Esto debe considerarse como una "inversión y no un gasto", afirmó el jerarca.En tal sentido y reafirmando su excelente relacionamiento con el Parlamento, el secretario de estado concurrió esta semana a la Comisión de Defensa del Senado, de la que soy miembro, a explicar las prioridades de su cartera en la materia.
Allí informó sobre la intención de recuperar el nivel salarial de las FF.AA, tema por demás conocido y compartido por ser uno de los sectores públicos más sumergidos, y comentó sobre los proyectos de inversión en equipamiento militar. Las posibilidades de negocios con Venezuela, o con los vecinos del Mercosur.
Sin dudas existe una verdadera carrera armamentista en nuestra América Latina. Y nuestros vecinos gastan un muy importante porcentaje de su PBI en equipamiento militar, que incluye hasta submarinos atómicos.
Pero aquí es donde debemos plantearnos qué es seguridad nacional y para qué debemos prepararnos. Que amenazas enfrentamos como nación y en el bloque regional y por lo tanto en qué dirección deberán ir nuestras inversiones.
Las nuevas amenazas a la seguridad
Uruguay, como los demás Estados americanos, enfrentamos tanto amenazas tradicionales a la seguridad como nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos que por sus características complejas han determinado que la seguridad tenga un carácter multidimensional.
Desde hacen años estamos asistiendo a la permanente transformación de las amenazas, y no solo trasformación por su cambio propio o evolución, sino por la aparición de nuevas que obligan a repensar estrategias y tácticas con la consiguiente modernización de técnicas y medios. Todo esto ha provocado, entonces, los actuales conceptos de riesgos y desafíos, afectando a los factores sociales, políticos y económicos de los Estados, a los que debemos agregar las diferentes percepciones que tienen estos Estados sobre los mismos problemas.
Las declaraciones en los ámbitos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA) nos expresan entre otras cosas lo siguiente:
A) Las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y el concepto y los enfoques tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales.
B) Las amenazas tradicionales a la seguridad y sus mecanismos para enfrentarlas siguen siendo importantes, pero pueden ser de naturaleza distinta para los nuevos desafíos.
C) Las nuevas amenazas y preocupaciones sobre la seguridad hemisférica son problemas intersectoriales que requieren respuestas de aspectos múltiples por parte de distintas organizaciones nacionales y, en algunos casos, asociaciones entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, todas actuando de forma apropiada conforme a las normas y principios democráticos y las normas constitucionales de cada Estado. Muchas de las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica son de naturaleza transnacional y pueden y deben requerir una cooperación hemisférica adecuada.
D) La seguridad de los Estados del Hemisferio se ve afectada, en diferente forma, por amenazas tradicionales y por las siguientes nuevas amenazas y desafíos:
a.- El terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema mundial de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas y las conexiones entre ellos;
b.- La pobreza extrema y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabilidad y la democracia. La pobreza extrema erosiona la cohesión social y vulnera la seguridad de los Estados;
c.- Los desastres naturales y los de origen humano, el VIH/SIDA y otras enfermedades, otros riesgos a la salud y el deterioro del medio ambiente;
d.- La trata de personas y de órganos;
e.- Los ataques a la seguridad cibernética;
f.- La posibilidad de que surja un daño en el caso de un accidente o incidente durante el transporte marítimo de materiales potencialmente peligrosos, incluidos el petróleo, material radioactivo y desechos tóxicos;
g.- La posibilidad del acceso, posesión y uso de armas de destrucción en masa y sus medios vectores, por terroristas; y
h.- La Degradación de la cultura y los valores de nuestro tiempo (Gramsci)
En esa dirección tan amplia y diversa y para enfrentar esos nuevos desafíos deberá ir la política de seguridad nacional de nuestro país. Y en consecuencia en ese sentido deberán dirigirse los escasos recursos nacionales.
Como se observa el tema no está circunscripto al Ministerio de Defensa, por lo que esa cartera tampoco debería estar ajeno a los grandes temas nacionales, como los económico-sociales, medioambientales, tecnológicos, etc.
En una próxima entrega hablaré sobre la internacionalización de la seguridad, el entorno actual y las perspectivas desde una visión política.
1 comentario:
Está muy bien la nota. Hay que definir antes que nada desde la visión razonable del Uruguay y sus metas qué necesita el país para ser más eficiente en cuanto a seguridad nacional. Tampoco es cuestión de que el Uruguay se deje arrastrar por las "ofertas" de lo que están adquiriendo y en lo que están invirtiendo otros países vecinos. Son otras situaciones, son otras dimensiones.
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