Hacia la democracia de los vecinos
Por Mario Piriz
Se ha comenzado a anunciar una nueva elección de las comisiones vecinales en el departamento. Con luces y sombras, el sistema creado hace poco más de diez años, avanza y se instala poco a poco en la conciencia ciudadana. Es un ejercicio de democracia directa creado a imagen de la realidad y a contrapelo de la mecánica histórica del autoritarismo, sea éste el de los caudillos políticos o del despotismo militar.
Las comisiones vecinales nacen con la fuerte vocación de ejercicio democrático directo, participativo, superando, incluso, en sus pretensiones a sociedades avanzadas como la Suiza, donde el instrumento de democracia directo es el plebiscito, uno de los emblemas universales del pasado siglo XX.
Bajo el principio que “lo que interesa a todos debe poder ser pensado y decidido por todos”, la Democracia (con mayúscula) es, de la más antiguas ideas, la única en alcanzar el más alto punto de desarrollo, organizando y reglamentando las relaciones entre los seres humanos con relativo éxito.
El sistema democrático republicano representativa vigente en el Uruguay y en la gran mayoría del planeta ha demostrado en su poco más de doscientos años de historia, primero que la Democracia, como sistema y concepción colectiva de convivencia, no se agota en el mismo. El espíritu vital democrático termina rompiendo “el saco de fuerza” institucionalizado.
Segundo, la democracia representativa ha demostrado que por si sola es insuficiente e ineficaz para superar nuevos estadios del desarrollo humano. Es que la sociedad humana como las personas no necesitan de lazarillos ni tutores para alcanzar instancias superiores de desarrollo, especialmente las de construir los derechos humanos colectivos y universales, buscando consolidar valores como los de la libertad fraterna, la convivencia pacífica, justa y digna.
Un ejemplo cercano resume aquellas características. El teólogo Leonardo Boff refiriéndose a Brasil, sostiene que “la democracia representativa asume características de irrealidad, cuando no de farsa. Cada cuatro o cinco años, los ciudadanos tienen la posibilidad de escoger a su «dictador» que, una vez elegido, se dedica más a hacer una política palaciega que a establecer una relación orgánica con las fuerzas sociales”.
Más allá de las cuestiones negativas, es evidente que formas de democracia directa, participativa, como la democracia de los vecinos en Rivera, es un avance respecto a la tradicional democracia representativa. Las Comisiones Vecinales como las demás fuerzas de la sociedad civil organizada, como organizaciones de servicios, sindicatos, movimientos de usuarios de la salud, contra las drogas, por mayor seguridad ciudadana, comisiones de fomento, etc. crecen día a día y se legitiman como base de la democracia representativa y participativa en construcción. El Estado y sus representantes tanto nacionales como departamentales y municipales, cada vez más están obligados a oír, discutir y compartir con los vecinos las decisiones a tomar. Es un imperativo de los tiempos modernos y fundamento, entre otros del controvertido Presupuesto Participativo.
La democracia participativa ya hace algunas décadas ha sido asumida como imperativo, por ramas del conocimiento como el urbanismo. Cuando se iniciaron los estudios para el desarrollo del conglomerado urbano de Rivera-Livramento, consultado un sociólogo participante en reuniones con las fuerzas vivas, manifestó que hoy está probado en el mundo que toda obra pública para hacerse es imprescindible contar con la total aprobación de la gente, de los ciudadanos. De lo contrario se corre el grave riesgo de dilapidar preciosos recursos públicos y construir “elefantes blancos” despreciados por la gente.
Las Comisiones Vecinales llegaron para quedarse, aún cuando es necesario defenderlas de las hordas de demagogos y corruptos, la falta de educación cívica y el individualismo. Habrá seguramente que mejorar la legislación, la distribución de recurso y los propios procesos electorales con el fin de calificar y mejorar la participación democrática de los vecinos.
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