Nota de Tapa


Más de 32 mil dólares asignó el Presidente Mujica en acuerdo con el Ministro del Interior Eduardo Bonomi, a dos policías para viajar al Mundial de Sudáfrica para colaborar en tareas de seguridad. ¿habrá cambiado el sentido del tradicional 222?
El Gobierno del Presidente José Mujica ha sido muy crítico del rol de los funcionarios públicos, de su nivel retributivo, de la forma cómo deben proveerse las vacantes en el Estado y en el modo cómo en su propia estructura partidaria, la del Frente Amplio, un poco a “nariz” y por intuición, se eligen a los mejores para ejercer tareas del más alto nivel decisor en las esferas del poder.

Y habló el Presidente desde su programa de radio en FM, espacio que ha servido a los informativos de la televisión como insumo insustituible de las noticias presidenciales, sobre el rol de la policía y los alcances del servicio 222, los que se presentan como una especie de sobrecarga laboral justificada por el magro salario que perciben los uniformados.

Y se ha dicho, con razón, que el Gobierno debe fijar salarios dignos para la policía; y se ha dicho, también, que la formación académica y ética de la función, deben provenir de un contenido aplicado sobre una currícula casi inexistente a la hora de la formación de los otrora guardiaciviles.

Pero lo que no dijo el Presidente Mujica fue que iba a empezar a aplicar esquemas muy sui generis, por no decir revolucionarios para evitar connotaciones innecesarias, que habilitaría contrariamente a lo que el MPP, su sector político pregona en el Parlamento, de evitar los viajes de los funcionarios públicos al exterior salvo causas justificadas vinculados con el ejercicio de su función pública.

Como lo dejan en evidencia los facsímiles reproducidos en esta página, por resolución del Presidente –de puño y letra- y en acuerdo con el Ministerio del Interior, se otorgaron viáticos y se pagaron pasajes para que dos Policías, por invitación expresa de la Policía de Sudáfrica, concurrieran al Mundial de Fútbol para cumplir tareas inherentes a su investidura.

Así fue que un Mayor y un Subcomisario percibieron más de 32 mil dólares para concurrir al Mundial de Fútbol en Sudáfrica para participar de la seguridad de este evento deportivo.

Podrá alegarse en favor de la medida una debida apoyatura a la organización del evento, a la integración de los efectivos policiales a una estructura de seguridad poco usual para este rincón del Sur de las Américas, lo que bien podría arrojar una formación positiva para los funcionarios uruguayos. Pero tengamos en consideración, también, que cuando en Uruguay se realice un Mundial de Fútbol otra vez, será, en el mejor de los casos, dentro de 20 años y estos policías lejos de estar en funciones tendrán unos 70 años y más 10 en situación de retiro.

La discrecionalidad del Presidente es una facultad intrínseca de su función, aunque la coherencia entre lo que se dice y lo que hace, debe ser un atributo que ciertamente sobrepasa su importante investidura.

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