Editorial


Día Internacional de la Mujer “Trabajadora”

El origen del largo proceso histórico de lucha por los derechos humanos de la mujer es tan remoto como la vida de los propios seres humanos.  En Tiempos Modernos, desde la Revolución Francesa y durante todo el siglo XIX la mujer protagonizó, en el mundo del trabajo, violentas luchas, liderando campañas por el Pan, la Paz y los derechos civiles conculcados. En ese proceso de lucha se destacó la maestra alemana Clara Zetkin, nacida en julio de 1857, al protagonizar como socialista desde 1878, en Europa y el mundo industrial. las organizaciones y acciones de vanguardia en la lucha por los derechos de la mujer trabajadora .
El 8 de marzo de 1908, 40.000 costureras industriales estadounidenses se declararon en huelga para reivindicar un sueldo digno, la reducción de la jornada de trabajo a diez horas y la prohibición de utilizar mano de obra infantil. Ese mismo día, en un incendio intencional en Nueva York en la fábrica textil Sirtwood Cotton, 146 obreras mueren calcinadas. Estaban ocupando la fábrica protestando por los bajos salarios y las inhumanas condiciones en que desempeñaban su labor. La industria siempre cerraba sus puertas para asegurar que las mujeres no se movieran de su puesto de trabajo.
Si bien ya se venía proclamando el día internacional de la mujer, en distintas fechas y países, es en 1910, durante el II Congreso Nacional de Mujeres Socialistas celebrado en Copenhague, Clara Zetkin propuso que el día 8 de marzo fuera proclamado jornada de lucha para las mujeres trabajadoras de todo el mundo en recuerdo del aniversario de la muerte de 146 obreras en un incendio provocado en una fábrica textil de Nueva York. Dos años antes había comenzado a celebrarse el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Estados Unidos, pero con la tragedia de Nueva York ganó más fuerza y se extendió por el mundo. En 1975, la ONU institucionalizó la fecha 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer para celebrar así la lucha femenina por su participación igualitaria en el mundo del trabajo y en la sociedad en general.
La fecha elegida para conmemorarlo coincide con dos grandes eventos en los que las mujeres trabajadoras fueron víctimas y protagonistas: uno ellos el comentado de 1908 en Nueva York, y el otro el movimiento de protesta por la falta de alimentos iniciado por las mujeres rusas el 8 de marzo de 1917 que desembocaría en el proceso revolucionario de octubre de ese año.
Hoy 8 de marzo, las mujeres  en general, y en especial las trabajadoras saldrán a las calles y plazas de pueblos y ciudades exigiendo igualdad real en nuestra sociedad. Porque ellas siguen siendo junto con los niños, la mayoría de las víctimas de la pobreza, la explotación y violencia doméstica.
Porque siguen siendo las mujeres las que más sufren la desocupación, y las mujeres jóvenes, las que han recibido una mejor formación que sus progenitores las que no encuentran empleo, y cuando lo logran, es mal pago y precario. Más de 40 mil mujeres en el país ejercen el trabajo doméstico, muchas de ellas en condiciones de verdadera servidumbre.
Las mujeres fronterizas y uruguayas, como sus pares del resto del mundo saldrán hoy a luchar porque siendo amas de casa, nadie las reconocen como trabajadoras a destajo, pese que aportan sumas millonarias al Producto Interno Bruto (PIB). Más aún ciento de miles de mujeres madres, son olímpicamente ignoradas por el Estado y la sociedad, siendo como son las procreadoras y formadora de las nuevas generaciones. En este sentido, con la derogación de la Ley Madre de la época batllista, el país retrocede y el tejido social se deteriora.
Saldrán a luchar por las abuelas, pilar esencial de las familias jóvenes, mujeres incansables que ya educaron a sus hijos y ahora cuidan tan generosamente de sus nietos.
En definitiva, este 8 de marzo, es un día de conmemoración y lucha, no sólo de las mujeres, sino de toda la sociedad en su conjunto por conseguir  las reformas que traigan un futuro con más oportunidades para todos, con  acceso al empleo, y a condiciones laborales dignas. Por una sociedad más justa y más libre; por una sociedad en igualdad; y por una convivencia fraterna, solidaria y que destierre de una vez la violencia homicida y la explotación inhumana.

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