César GARCÍA ACOSTA
El inexorable paso del tiempo nos da cuenta
de lo irreversible del diario vivir.
Ya han paso diez años de la ida física de
Mario Caminatti.
Lo conocí en una reunión de “campaña
política” para los comicios de 1994,
hace ya 18 años y a instancias del Presidente Julio Mª Sanguinetti. Éramos
muchos los sentados alrededor de una gran mesa ovalada del comité de la vieja
casona de la calle Colonia y Yí. Todos suponíamos que en “algo” íbamos a
contribuir para que el Dr. Carminatti pudiera concretar su postulación a
Intendente de Montevideo. Pero sin saberlo, sin pensarlo y sobre todo, sin
quererlo (quizá por respeto al temor de jugar en la cancha grande), Caminatti
me animó a hacerme cargo de campaña de su candidatura.
Y no pude negarme. Seguro que nadie lo
hubiera hecho en mi lugar, sea porque era lo máximo para un principiante en
Comunicación Social al que deban la posibilidad de liderar la conducción
logística de una campaña política, como por el propio Carminatti que era un
tipo que inspiraba confianza, el que a base de códigos claramente
preestablecidos, iba construyendo confianza primero, y amistad después.
Recuerdo que la primera tarea fue ser su
chofer. Cuando estábamos en la cima de una de las montañas de basura de las
usinas de la calle Cochabamba, donde se deposita todo lo que desecha
Montevideo, Carminatti me dijo “si ganamos no sé si te nombro director de
Cultura, pero de chofer tenés el puesto asegurado”. Ese día entrelazamos la
base de una amistad que no se dispersó aunque nuestros caminos de ahí en más
fueron muy distintos.
Mario transitó el directorio de UTE, el
Senado, y yo empecé a recorrer el municipalismo ya no desde el Palacio de Ladrillo,
sino desde la Junta Departamental, debatiendo, aceptando ideas y haciendo
escuchar una voz disonante en medio del parlamento de la ciudad capital del
país.
* * *
Mario Hebert Carminatti Oliveri nació en Fray
Bentos en el año de 1936 y falleció el 15 de febrero de 2002. Fue abogado,
empresario del transporte de pasajeros y político por el Partido Colorado. Fue
un batllista que representó a los colorados como Intendente, Senador y director
de UTE.
Carminatti inició su actividad política a
principios de la década de 1970. En las elecciones de 1971 se postuló a
diputado por su departamento con la lista 315, acompañado por el Esc. Guillermo
Stirling, no resultando electo. La actividad política en 1979, en plena
dictadura, lo encontró oponiéndose al proyecto constitucional propuesto por los
militares, resultando en 1982 electo Convencional por su partido.
Alineado con Julio María Sanguinetti fue
electo Intendente de Río Negro en las elecciones de 1984. En el siguiente acto
electoral (en el cual los colorados perdieron en casi todo el país), resultó
reelecto por clara mayoría. Es de destacar su intensa promoción del Balneario
Las Cañas sobre el río Uruguay. Fomentó también el turismo en Fray Bentos,
promoviendo la instalación de una sala de casino en el Gran Hotel Fray Bentos.
También por iniciativa suya se inició la tarea de reciclaje y reconversión del
ex frigorífico Anglo mediante la aplicación del proyecto “Circuito Histórico
Cultural y del Parque Industrial Municipal”.
Para las elecciones internas del Foro
Batllista en 1999, el nombre de Carminatti sonaba fuerte; pero finalmente no
fue tenido en cuenta. Así, acordó con Jorge Batlle un lugar en el senado de la
Lista 15, resultando electo para el periodo 2000-2005. Asumió su banca de
senador aunque pronto renunció para volverse a postular a la Intendencia de Río
Negro, volviendo a resultar electo, falleciendo durante el mandato.
Hoy, la escuela 60 de Fray Bentos lleva el
nombre del Dr. Mario Carminatti.
Llegados los diez años de su muerte,
Carminatti sigue siendo un referente del batllismo aún ausente en un
coloradismo impregnado más de fortalezas personas, que de ideologías políticas.
Pero esto seguramente será tema para otra
columna.
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