César GARCÍA ACOSTA
No se trata de dilemas edilicios
sino educativos
Pocos, o casi nadie discute,
reflexiona o al menos defiende una posición criticando a la de otro, y mucho
menos en materia de “enseñanza”, si sencillamente sobre “educación” no hay
reforma que debatir. No se trata sólo de baños sucios, salones indecorosos,
bancos rotos, pizarrones despintados o borradores sin franela, sino de
programas, enseñanzas técnicas o profesionales ajustadas al mercado laboral, o
al menos pensadas sobre niveles culturales “aggiornados” sobre los que sea
posible innovar.
Desde 1985, cuando el advenimiento
de la nueva democracia, a hoy, pasaron 27 años. Si esta situación la midiésemos
en términos humanos, no estaríamos hablando de un adolescente, sino de un
“pelotudo” inmaduro incapaz de autogestionarse, aunque paradojalmente, y en el
plano institucional, sus recursos humanos sean quienes tienen patente de
docentes.
Al asumir este lunes su cargo como
director general de Enseñanza Secundaria, el ingeniero y docente de Física,
Juan Pedro Tinetto, dijo estar convencido de que la tarea de las autoridades en
materia educativa “no es imposible” y, citando una frase del novelista y
dramaturgo Miguel de Cervantes, afirmó: “No es posible que el mal y el bien
sean durables”.
“No creemos que la situación (de la
enseñanza) sea tan grave. En realidad Secundaria está fuerte”, aseveró Tinetto.
Para el nuevo director general de
Secundaria la fortaleza “está en los funcionarios administrativos, en los
liceos y los equipos de dirección”. “Quiero agradecer a estos actores que han
sido golpeados públicamente por la crisis de poder que los ha afectado”,
remarcó Tinetto.
José Seoane, presidente de la
Administración Nacional de Educación Pública (Anep), remarcó la necesidad de
fortalecer los vínculos entre los centros educativos y las comunidades.
Se fueron las actuales autoridades
en medio de una crisis de poder a la que no estuvo ajeno el levantamiento
institucional desde el poder sindical que desoyó nuevos programas educativos
que no contaban con su santo y seña.
Por otra parte, la polémica idea del
Presidente Mujica sobre el nuevo rol de la UTU sigue en pie. Mujica quiere que
los Intendentes Departamentales lideren el cambio y se transformen a nivel
regional en los referentes de un poder político que radica lejos del Palacio
Legislativo y de las tribunas gremiales. Sucede que el Presidente quiere
gobernar y siente que no dejan; la oposición de desestabiliza con sus críticas,
al tiempo que la realidad se encarga de hacerle pisar la tierra descalzo para
sentir con sensibilidad y no con insensatez.
No es la primera vez que en Uruguay
un partido siente que el gobierno lo fagocitó; no es la primera vez que la
acefalía no se sobrepone a las acciones del Gobierno. Quizá sea necesario
reformular este debate, y hacer que “educación” sea quien priorice con su
temática la realidad de los cambios que vendrán.
En caso contrario, todo seguirá como
hasta ahora, con paredes despintadas, pizarrones destruidos, salones de clase
indecorosos y baños insalubres.
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