Fitzgerald CANTERO PIALI
Politólogo. Diputado
La estrategia futbolera marca que no hay
mejor defensa que un buen ataque. Y eso es algo que también en política rinde.
En el 2011, desde la oposición y con Pedro Bordaberry a la cabeza, se realizó
una exitosa campaña de recolección de firmas para reformar la Constitución y
establecer algunos criterios que mejoren la seguridad.
Ante la falta de medidas y de voluntad
política desde el oficialismo, no hubo más opción que ir por ese camino. La
apuesta no era fácil y al principio el Frente Amplio (FA), -experiente en la
consulta ciudadana- no la vio con atención. Pero, cuando a los pocos días, el
número de firmas recabadas era importante, la cosa cambió. Empezó el gobierno,
el sector nacionalista Alianza Nacional -sobre todo cuando el Herrerismo pasó a
apoyar la iniciativa-, el FA, el PIT-CNT, la Universidad de la Repúblicas, las
Organizaciones no Gubernamentales asociadas y afines al gobierno, la iglesia
católica, algunos con más radicalidad que otros, a oponerse sistemáticamente a
la recolección.
El año terminó con la noticia de que se llegó
a las 300.000 firmas y que las encuestas de intención de voto, contrario a lo
que sucede habitualmente en estos períodos, dan a un partido creciendo, y ese
es el Partido Colorado, que también lo hace de la mano de Pedro Bordaberry.
¿Entonces, cuál es la estrategia? Atacar. De ese modo, se lo cuestiona a
Bordaberry por todo.
Resulta que el gobierno no gobierna, no
lidera la seguridad, la educación, la salud y tiene una errática política
exterior y la responsabilidad es de la oposición, y claro, del líder que más
crece a nivel popular: Pedro Bordaberry.
Cada opinión emitida desde el lado de quienes
defendemos determinados valores, es cuestionada, sin que se aporten soluciones.
Mujica puede decir cualquier disparate que no pasa nada, sus ciegos seguidores
lo festejan, pero si desde nuestras bancas señalamos lo que el gobierno no hace
o hace mal, allí aparecen en las redes sociales, cual hongos luego de la
lluvia, un ejército de trollings que, sin dar la cara, adjetivan al borde de la
difamación y la injuria.
Otros, que por un cargo, de dudoso origen,
cruzaron el Rubicón partidario, también se llenan la boca para criticar al
líder de nuestro partido, a pesar de ir contra concepciones que antes
mantenían. Acuden a actos para pedirle a Tabaré Vázquez que vuelva a la
actividad política “pública” y olvidan que cuando fue presidente vetó leyes que
esas personas defendieron siempre.
¿Qué cosas dirían desde el Frente Amplio y
sus oportunistas aliados, si fuera Pedro el que le dijera “nabo” a un
periodista y lo mandara retirar de un lugar público? Critican la unidad de
acción que nuestra bancada resolvió en la despenalización del aborto, y nada
dijeron cuando el FA declaró unidad de acción el desconocimiento, por dos
veces, de la voluntad popular.
Vázquez dijo que a veces las mayorías se
equivocan, y no salieron a rasgarse las vestiduras los que critican nuestras
decisiones libres y soberanas en nuestra bancada. ¿Se imaginan las reacciones
si hubiese sido Bordaberry el que afirmase tal cosa en lugar del oncólogo?
¿Y si hubiera dicho que les pidió a los
Estados Unidos apoyo militar por una eventual guerra con Argentina?
Pero no, fue Vázquez, fue el FA, que tienen
licencia para lo que sea y además inventan cargos para pagar estos “favores”.
A Pedro Bordaberry no se le puede señalar un
solo cuestionamiento de tipo ético, legal ni constitucional. Pero se lo
cuestiona porque su bancada tomó una decisión y se le endilga que “decretó” la
disciplina, cosa que es falsa.
Disciplina se le aplica a varios ministros de
este gobierno que se enteran por los diarios las ideas del presidente. Y
escuchan por los medios que “el presidente no se baja”. Eso es disciplina, y
todos calladitos, a acatar. Muy lejos de nuestro accionar, que es escuchando a
todos, con las opiniones de todos y tomando la decisión entre todos. ¿Qué
dirían de Bordaberry si por la prensa nos comunicara que cambiará de opinión en
determinado tema, como en los impuestos, por ejemplo, tal como le sucede a
Astori y al ministro Lorenzo?
Si nosotros saturaramos un barrio con la
policía, estaríamos aplicando “razzias”, como el que lo hace es Mujica, “no son
razzias son mega operativos”.
Cuando se quiso, en el último gobierno
colorado, asociar a Ancap, con el aval del FA, con los aportes de Couriel,
Rubio y Astori, se interpuso un referéndum y se derogó la ley. Ahora se hace lo
mismo con Afe y no pasa nada. Nosotros éramos unos piratas que queríamos
regalarnos al capital extranjero, hoy estamos regalados a Chávez, pues Ancap le
debe (le debemos) 777 millones de dólares.
¿Qué cosas nos dirían si afirmáramos que el
Estado no sirve para nada y que es una gran burocracia que hay que evitar como
acaba de afirmar el presidente? ¿Se imaginan? De todo, nos dirían de todo.
Ahora en nombre de un falso progresismo, todo vale.
Resulta que presentamos 50 medidas para
mejorar la seguridad, presentamos proyectos de ley que el FA no quiere tratar,
le votamos al gobierno los recursos presupuestales para la policía, le votamos
leyes de emergencia para las cárceles, luego le exigimos resultados y el
presidente dice que hacemos circo con esto. A nosotros nos dirían de todo, si
ante las críticas, nos defendiéramos ridiculizando al adversario.
Es claro que nos ataquen, es claro que
ataquen a Pedro Bordaberry. Ante un rival poderoso aplican la táctica descrita
en la primera línea de esta columna. Nosotros seguiremos defendiendo nuestras
ideas y proponiendo soluciones para nuestros compatriotas. Y seguiremos
desvelando estos contrasentidos, falacias y dobles discursos, que son parte de
una estrategia desesperada por retener el poder. Deberían ocuparse de gobernar,
que para eso se los contrató en 2009.
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