Adiós a un gran demócrata Batllista
Tabaré VIERA
El pasado cinco de enero, en horas de la tarde, falleció a la
edad de 92 años, el Contralmirante (R)
Juan José Zorrilla. Ex Comandante de la Armada, ex Senador de la
República por el Partido Colorado Batllismo y
ex Embajador.
Nos ha dejado un uruguayo íntegro, un militar de gran
carrera, un ciudadano de principios y valores muy firmes. Fundamentalmente un demócrata muy valiente.
Se dice que los grandes hombres no desaparecen con la muerte
física, hacen un tránsito de la vida terrenal para entrar a la eternidad. Sin
dudas éste es el caso de Zorrilla.
Quedará para siempre vivo el recuerdo de su vida, para su
familia y para quienes como yo tuvimos el honor y el placer de conocerlo y
tratarlo. Y quedará para siempre presente en todos los uruguayos, su ejemplo de
servicio a la patria en una carrera cargada de honores, siempre en el
cumplimiento estricto de su función
militar apegado a la Constitución y a la ley.
Lo extraordinario de este gran ciudadano fue la actitud que
tomó, al mando de la Armada Nacional, cuando se produjeron los hechos de
febrero de 1973. Para muchos la fecha del verdadero golpe de estado, si bien la
disolución de las cámaras fue en junio de ese año.
Fue el momento en el que los mandos de la época de Ejército y
Fuerza Aérea, se opusieron a la designación de un nuevo ministro de defensa, el
Gral. Antonio Francese, produciendo un quiebre institucional en la democracia
vigente.
El entonces Comandante Zorrilla, dispuso la resistencia al
desconocimiento de la autoridad democrática, acuartelando a la Marina en la
ciudad vieja tras un cerco de vehículos a la altura de la calle Juan Carlos
Gómez, desde la rambla hasta el puerto capitalino, a la vez que sacaba los
barcos de guerra anclándolos frente a las costas de Montevideo en posición de
fuego, listos para una acción bélica.
Fueron momentos de extrema tensión, no solo en la interna
castrense, sino en toda la población, en particular la montevideana que vivió
la posibilidad de un enfrentamiento militar interno.
Lamentablemente, ésta fue una acción solitaria en defensa de
las instituciones democráticas que estaban siendo avasalladas, como lo denunció
en ese mismo mes el Senador Dr. Amilcar Vasconcellos en su libro Febrero
Amargo.
Ni el Presidente de entonces, ni otras fuerzas militares o
policiales se sumaron a la actitud valiente y democrática del Almirante
Zorrilla, por lo que tuvo que deponer su actitud evitando un baño de sangre
inútil y presentando renuncia a su cargo de Comandante de la Armada Nacional.
La suerte del Uruguay democrático estaba echada y él, un
militar comprometido con la República y su Constitución, no se iba a quedar un
minuto al servicio de un gobierno de facto.
Zorrilla se fue traicionado por quienes tenían el deber de
haberle apoyado, desde el propio Presidente Bordaberry, quien tuvo allí la
oportunidad de haber pasado a la historia con honor, defendiendo lo que juró
proteger, cuando electo democráticamente asumió la primera magistratura del
País. Pero Zorrilla se fue con la frente en alto, con la tranquilidad de haber
cumplido con su obligación hasta el último momento de su carrera militar. Pasó
por su despacho, tomó sus partencias y una constitución forrada en cuero que
estaba sobre su escritorio, a la vez que
sentenciaba proféticamente: “la llevo porque creo que por muchos años no la van
a usar”.
El tiempo, como siempre, puso las cosas y a la historia en su
lugar. Recuperada la democracia, el Contralmirante Zorrilla volvió a la vida
pública, con su ejemplar de la Constitución bajo el brazo volvió, entonces
electo por el pueblo Senador de la República por el Partido Colorado, su
Partido, el que desde estas páginas le rinde el más sincero y justo homenaje y
se dispone a integrarlo a la galería de los grandes ciudadanos que honraron a
la colectividad de Rivera, de Batlle y Ordóñez, de Brum y de tantos otros que
hicieron grande a esta patria Oriental.
Juan José Zorrilla, declarado en 2009 por nuestro gobierno departamental de Rivera
como Ciudadano Ilustre, es un orgullo para los riverenses y para el Partido
Colorado, en particular para el batllismo, partido que siempre se opuso a todos
los golpes de estado.
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