Diferentes épocas y, un mismo compromiso: la libertad


   Tabaré Viera Duarte
Como en 1980 y como en 2007, nuestro propósito sigue siendo el que ha regido nuestra vida pública. El de servir al país y sus más elevados intereses. Y sin lugar a dudas una manera de servir es a través del aporte de ideas y de críticas constructivas. Eso es OPINAR.


En abril de 2007, presentábamos el proyecto OPINAR y evocando palabras del Dr. Enrique Tarigo, escritas en el editorial de aquel memorable primer número del periódico, en su primera época el 6 de noviembre de 1980, afirmábamos: “… a más de veintiséis años de esa feliz instancia, un grupo de batllistas, convencidos de la necesidad de abrir un espacio de opinión para muchos ciudadanos, decidimos editar este periódico. Homenajeando al inolvidable Dr.Enrique Tarigo y también a aquel grupo de ciudadanos de todas las corrientes políticas que lo rodearon, sin pretensiones de hacer el mismo semanario y ni siquiera de ser una segunda época, utilizaremos el mismo nombre. Nombre que representa en sí mismo un mensaje político, de valores éticos y morales que sí, queremos encarnar…”.

Definimos entonces, que al igual que en 1980 y a pesar de las enormes diferencias de circunstancias, sentíamos “la necesidad de expresar nuestra opinión sobre temas de actualidad política, económica, social, de condición de la mujer; de la juventud, medio ambientales, culturales y educativos”…, en fin, sobre todas aquellas cosas que hacen a la vida de las mujeres y de los hombres de nuestro país y que hasta entonces no habíamos teníamos un espacio donde hacerlo.

Sentíamos y seguimos sintiendo, “que como co- protagonistas de una época y de una colectividad política debíamos hacer conocer nuestro pensamiento y el de muchos ciudadanos y ciudadanas, a los que queremos representar y ser sus portavoces, aportando un granito de arena al pensamiento de la república y contribuir así, como ha sido tradición de nuestra mejor historia democrática, a través de la discusión pública de todos los temas, a las más amplias y consensuadas soluciones”.

Definimos también el objetivo de nuestro esfuerzo: “ser un órgano de opinión no solo de columnistas permanentes, sino de todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que quieran hacer su aporte y crean que éste puede ser un medio idóneo para ello. Para la gente del interior que generalmente no tiene donde expresar su pensamiento y para muchos jóvenes que tendrían con nosotros la oportunidad de hacer una experiencia periodística, auto formadora y clarificante de sus propias ideas.

Así mismo establecimos que salimos, al igual que al principio, para todos los uruguayos. Por ello, aunque la línea editorial fuera marcadamente batllista, queríamos que estas páginas estuvieran abiertas a otras opiniones.

A cuatro años de aquel comienzo y al conmemorar las cien ediciones, hacemos naturalmente una mirada retrospectiva, más allá que el balance definitivo e importante lo harán los lectores.

Hemos dado cabida a la opinión de más de cuarenta columnistas e incorporado mediante reportajes, el pensamiento de diferentes ciudadanos, que hicieron aportes variados y valiosos al debate público.

Y como nos propusimos entonces, aun siendo abiertos a la opinión de todos, mantuvimos una línea editorial que abordó los temas nacionales con un espíritu constructivo y con una óptica teñida por el pensamiento de Batlle y Ordóñez.

Asistimos en este lapso el final y el comienzo de los dos gobiernos del FA y encarnamos a través de nuestras páginas la oposición a una conducción nacional que creemos, si bien con diferencias entre sí, representan una misma línea progresivamente populista, con una interna cada vez más caótica.

A partir de 2010 hemos tenido un gobierno que ha prometido mucho, que despertó a partir del 1º. de marzo de ese año, mucha atención y grandes expectativas. El gobierno de José Mujica comenzó con actitudes esperanzadoras: apertura al diálogo y llamado a la participación más amplia en la construcción nacional. La conformación de las cuatro comisiones multipartidarias en materias tan importantes como Educación, Seguridad, Energía y Medio Ambiente fueron un primer signo positivo. Otro tanto representó, la incorporación de la oposición a las administraciones de empresas y organismos autónomos y descentralizados del gobierno, cosa que no ocurrió en la administración Vázquez.

Pero todo se fue esterilizando en el discurso permanente del Presidente a través de los medios. Mujica sufre una incontinencia verbal irrefrenable y ha inaugurado en Uruguay el estilo “Chavista” de hacer permanentes reflexiones “filosóficas” y arriesgados anuncios desde su audición radial. Algunos de ellos, por otra parte, por disparatados constituyen luego una pesada tarea para ministros y técnicos en su reparación o disimulada desarticulación, tratando de preservar el comprometido prestigio del presidente.

A modo de ejemplo basta recordar: la reforma del estado; la mejora de la educación; el ministerio de gobierno; la utilización de las reservas del Banco Central para la revitalización del ferrocarril; la universidad en el interior del país, entre otras.

El manejo de los temas fiscales es todo un capítulo en ese “periodístico” presidencial: financiar un plan de viviendas a través de aportes voluntarios, como el Plan Juntos o lanzar sin mayores detalles o estudios un aumento de impuestos para el agro a fin de tapar agujeros presupuestales como la inversión en caminería, constituyen además, claros ejemplos de confusión en el manejo fiscal del país.

Las conclusiones de las comisiones multipartidarias quedaron sin una continuidad de acción y no se ha concretado una sola de sus recomendaciones. Las propias incorporaciones de la oposición a cargos de control en el gobierno no se completaron, restando aún la designación de varios representantes en puestos claves, como la educación.



Las libertades en cuestión



Pero lo más preocupante a nuestro entender hoy, es la gran concentración de poder que se está verificando a partir de la aprobación del presupuesto nacional. La creación de cargos y partidas para contrataciones millonarias en la órbita del Poder Ejecutivo y más precisamente, en la Presidencia de la República, es importantísima. Coordinadores presidenciales, coordinadores ministeriales departamentales, adscriptos y partidas para contrataciones suman decenas y porque no centenas de cargos a la orden del Ejecutivo y sin responsabilidad política frente al Parlamento.

Por otra parte llama la atención la injerencia creciente en los Gobiernos Departamentales. Con el supuesto afán de contribuir a la solución de viejos problemas, el propio Presidente ha asumido temas como el de la patentes de rodados, la caminería rural o a través de OPP la reglamentación del Fondo de Desarrollo del Interior. La carencia de fondos presupuestales a los recientemente creados Municipios, así como la ausencia de efectivas políticas de descentralización, deben encender algunas “luces amarillas” en la oposición y en la ciudadanía toda.

La flexibilización del secreto bancario, junto a acciones que ha emprendido la DGI para controlar o cruzar datos de contribuyentes, raya la injerencia del estado en la vida privada de los ciudadanos y constituyen pérdidas en la calidad de nuestras libertades.

Si bien no hay datos de presiones sobre medios de prensa o periodistas, como ocurrió en el gobierno del Dr, Vázquez, comienza a hablarse de una ley de medios, que con el ejemplo de Argentina y de otros países con gobiernos de parecido corte ideológico que el nuestro, también constituye un llamado de atención.

Porque las libertades no se pierden de golpe, siempre existe un deslizamiento paulatino en la pérdida de las mismas, pero comienza invariablemente con la concentración de poder en una persona o en un régimen, que varía en determinado momento y con justificaciones coyunturales diversas, hacia un aumento del autoritarismo.

Por ello nuestro reiterado compromiso es con la libertad. Y este espacio estará siempre al servicio de esa causa que fue la de nuestros mayores como el Dr. Enrique Tarigo

No hay comentarios:

Publicar un comentario