Janio Paiva Delgado
Coordinador General de Uruguay SeguroSeñor Presidente de la República:
Le hablo en lenguaje sencillo como usted nos habla, para que ahora usted nos entienda y escuche nuestras peticiones, amparado en el Artículo 30 de la Constitución de la República “Todo habitante tiene derecho de petición ante todas y cualesquiera autoridades de la República”, ya que en algunos casos hay quienes se olvidan de la Carta Magna.
Ponga la casa en orden, y dígale a su Ministro del Interior que haga lo que tiene que hacer, que es cumplir con uno de los cometidos esenciales del Estado, brindar la seguridad pública a los ciudadanos, que nosotros haremos también lo que debemos hacer, construir un Uruguay mejor con el esfuerzo de nuestro trabajo.
Hoy en día vemos que la sociedad está dividida en dos, por un lado la gente trabajadora, honrada, honesta y en su gran mayoría humilde, que es la clase que no hace más que cumplir con su tarea y pagar los tributos al día, que somos los “ENREJADOS”y, por otro lado los criminales organizados y los zánganos sin hábito de trabajo que banca el Estado, o sea los “INTOCABLES”.
Queremos que los trabajadores vayan y vuelvan a sus casas sanos y salvos, sin ser víctimas de arrebatos, hurtos, golpizas o incluso ser asesinados, en las paradas o en los transportes colectivos, por parte de los delincuentes que deambulan por la ciudad sin mucho problema.
Queremos que los pasivos cobren sus haberes sin ser molestados, sin ser hurtados ni amenazados por personas que transgreden las normas de convivencia. Ya bastante le han dado al País con su trabajo, para vivir en una situación de temor permanente o de sufrir situaciones de violencia callejera. Detestamos a estos depredadores sociales que se abusan de los ancianos para arrebatarle los únicos pesitos que reciben por mes.
Queremos que las amas de casa puedan desempeñar sus tareas, sin estar pendientes de la seguridad, porque su labor, que quizás muchos no la vean e incluso no la reconozcan, es tan importante como la de cualquier asalariado. Su esfuerzo cotidiano es uno de los pilares fundamentales para la unión y el fortalecimiento de la familia.
Queremos que nuestros hijos puedan ir a la escuela en paz, seguros y contentos, porque ellos serán los hombres y mujeres del mañana, y no sean víctimas de esta ola de delincuencia que azota a la clase trabajadora, entusiasta, emprendedora y protectora de su familia, que paga los impuestos, para que el Estado cumpla con uno de sus cometidos esenciales, darnos la seguridad que nos merecemos tal como lo dispone la Constitución de la República.
Queremos sacar y donarle las rejas de nuestras casas si es necesario, para que con ellas enreje a toda esta horda de delincuentes que no nos deja vivir en paz.
Señor Presidente ¿Dónde están las respuestas contra la inseguridad? ¿Seguimos con la situación térmica, o los copamientos, hurtos o asesinatos que ocurren a diario no son reales? La seguridad es un tema prioritario para los uruguayos y no tiene banderas partidarias, no es patrimonio de ningún partido, porque los balandros no te piden documentos ni te preguntan de qué partido sos antes de robarte o matarte.
Señor Presidente ¿Dónde está la reparación o indemnización de las víctimas de la Democracia, o a caso no eran tan uruguayos como los desaparecidos? ¿Qué le diremos a sus familiares? ¿Cómo le explicamos a sus hijos que su padre o su madre ya no van a estar más junto a ellos, o a los padres que sus hijos ya no volverán?
Señor Presidente no queremos que nos pongan de excusa a la pobreza como causa detonante de esta situación, porque en Uruguay hay gente humilde que es muy honrada y tiene códigos de vida, que no las van a doblegar con mentiras. Esta es la gente que debemos valorar, que con mucho sacrificio afronta el diario vivir, pero que no se cambia de senda porque tiene educación y hábito de trabajo.
Señor Presidente si ninguna ley o plebiscito hace milagros como dijo en una de sus audiciones, entonces déjense de habladurías y dígale a su Ministro que saque la policía a la calle, no haciendo demostraciones de fuerza sino cumpliendo todos los días con su deber.
Señor Presidente la paciencia del pueblo se agota, y más aún cuando no respetan sus derechos, porque “la voz del pueblo” es la que manda, y el pueblo es el soberano. Como usted ha expresado los cambios llevan mucho tiempo… la muerte de nuestros familiares un segundo.
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