Por Washington Abdala especial para Opinar
El desafío que tienen los partidos históricos para la reproducción de su discurso y de esa forma soñar con crecer de verdad, es enfrentar con impacto un gobierno que mueve las piezas con éxito desde lo comunicacional al sonar de las maracas mujiquescas. Partido difícil, reconozcamos desde el vamos.
No vayan a creer los partidos fundacionales que ellos son los únicos sorprendidos ante las andanzas del Poder Ejecutivo, es también el Frente Amplio quien se sorprende y más de una vez queda de rehén del accionar presidencial. Es que nadie desde la cabeza del Poder Ejecutivo -desde la redemocratización a la fecha- asumió tantas libertades desde ese podio, asumiendo un método de gobierno de ensayo y error permanente, y además negociando hasta extremos impensados en esa aventura. Agréguese a esto, esa condición tupamara de auscultar sentimientos y pareceres ciudadanos desde un mensaje informal y llano lo que los hace monopólicos en ese carril.
Además, los subsistemas políticos (facciones, sectores, áreas de gobierno, empresas públicas, ministerios, municipios) poseen tal complejidad temática que hacen que sean muchísimas las oportunidades en las que el ciudadano no entiende lo que se comunica, o no le interesa en lo más mínimo el mensaje. (Si no hay afectación de derechos, o beneficios en el actuar gubernamental, y si el asunto ofrece alguna dificultad de comprensión, son más los que no se interesan que los que curiosean los asuntos.) Es que hay gobernantes que emiten mensajes ininteligibles y todo ese “ruido” que producen, no daña al gobierno, mientras los números sigan dando bien. Esos protagonismos no afectan nada y van acompañando de costado el tronar de los tambores presidenciales. Esa es la verdad.
Por eso, también, es tan reiterativo el capítulo de la seguridad pública, no solo por lo real del mismo sino porque todos los ciudadanos comprenden que significa una rapiña, un homicidio o una violación. En estos caso se decodifica rápidamente el mensaje y no hay quien no entienda lo que está pasando. Porque el tema es brutalmente claro, es en blanco y negro, y permite comprender desde el vamos lo que sucede. La gente entonces reacciona ante lo que conoce y de ser un tema que en el 2004 ocupaba el 27% de las preocupaciones ciudadanas hoy supera el 67% de las mismas.
Por eso las batallas que la oposición quiera librar deben ser tan pensadas y tan planificadas porque cuando todo es prioridad nada es prioridad, y los mensajes se pierden en el mar de noticias que el gobierno y sus amigos emiten de manera sistemática.
El gobierno hoy concentra todos los temas y hasta se da el lujo de plantear los contenciosos adentro de ellos mismos, sin ofender a la oposición, haciendo como que le interesa su opinión, pero en realidad preocupado por construir consensos adentro. Y la ciudadanía, que tampoco es tonta, sabe que tiene que prestar atención a esos entendimientos adentro del partido de gobierno y de sus elites directrices.
Hoy además de muchos periodistas-comunicadores con reflejos de izquierda, hay sindicatos poderosos en lo económico y empresarios que son “amigos” del gobierno. Es una barra pesada que si la oposición no entiende que eso es complejo de enfrentar, mientras sigue cantando Antón Pirulero en la placita Varela nada indica que la cosa cambie en el mediano plazo. Máxime cuando la química entre colorados y blancos por parte de no pocos integrantes de esas colectividades está afectada por episodios de distinta naturaleza de ambos lados. Curiosa situación la de aquellos que enfrentan a sus socios inevitables. Parecieran no entender el formato bipolar que el balotaje instaló en el país por las próximas décadas.
A veces, los partidos políticos creen que sus planteos por la trascendencia que poseen se oyen y conocen hasta en Ucrania. Es que los microclimas confunden a los protagonistas en más de una oportunidad. Mantener un planteo valioso en la vida del país requiere repetirlo, aggiornarlo y cansar con su re-presentación de manera permanente para que el imaginario colectivo lo internalice. El Frente Amplio opositor tenía una militancia enfermiza que daba envidia a más de uno por el grado de entrega que ponían en esa tarea. Los partidos tradicionales siempre adolecieron de esas capacidades vigorosas, hubo momentos es cierto, pero nada como lo que la izquierda tuvo. Hoy el gobierno se la hace fácil al Frente Amplio.
Obsérvese que el Dr. Vazquez con el manejo cuasi monárquico que ejercía desde el poder logró instalar solo tres temas: batalla contra el tabaco, ceibalitas, búsqueda de los desaparecidos y no mucho más. El resto eran acciones de gobierno que las podría haber realizado otro protagonista. Quiero significar que marcar a fuego la cabeza de la gente requiere esfuerzos brutales desde el poder, piénsese lo complejo que es desde la oposición similar tarea.
Si no se logra salir de los microclimas y si no se selecciona bien las pistas a recorrer en el inevitable enfrentamiento que tienen que tener los partidos históricos con el gobierno -cada uno en su trillo pero con un nivel de coherencia elemental- se corre el riesgo de tirar gotitas de agua en el desierto. Hay que salirse como sea de los microclimas y pensar en grande, con sentido prospectivo y con la cabeza de la gente. En definitiva, sin caer en demagogias hay que pensar de forma ciudadana, actuar con preocupaciones ciudadanas y convencer con voces ciudadanas. Tarea para republicanos auténticos.
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