Las dos Caras del Frente Amplio

Por Cesar García

El Presupuesto es el Plan que un Gobierno ejecutará durante cinco años, el que cuenta hasta el 30 de setiembre del año en que asumió el Presidente, para ser remitido al Poder Legislativo. En él se registran en forma casi religiosa las normas de contabilidad, de asignación de los rubros para poder cumplir con las expectativas proyectadas, y de todo lo que se hará como objetivo y meta político que, obviamente, mantendrá una estricta correspondencia con el programa de gobierno del partido ganador de los comicios.
El análisis puntual de los gobiernos, a base de los postulados recién señalados, dan la posibilidad de comparar gestiones, prever decisiones y hasta observar, con proyección de futuro, la suerte que correrá ese gobierno según haya sido o no, el acento puesto sobre tales o cuales asuntos.
Si observamos el mensaje presupuestal de Tabaré Vázquez podrá observarse, en comparación con el ahora proyectado por José Mujica, diferencias sustanciales que se ahondan al tratarse de un mismo partido político. Por citar algunas: cayó el Plan Cardales, se reestructurará Antel, no se marca el acento en la Salud como en el caso del Hospital de Ojos o la reforma sanitaria, se mantienen impuestos como forma indirecta de generar un colchón de fondos para los momentos de dureza económica, como los que se avizoran a escala mundial. Pero también se persigue como objetivo la asociación de lo público con lo privado a escala privatista de servicios de primer y segundo orden de importancia, y aquello que se criticaba severamente desde una banca opositora, como cuando una Intendencia presupuestaba personal que tenía más de 10 años en el ejercicio de la función, ahora se admite y hasta se defiende la decisión de 12.000 cargos más generando vacantes cuyos rubros son redistribuidos en mayores contrataciones, al tiempo que se refuerzan rubros para sostener mayores estructuras de gestión, como el caso del Ministerio del Interior.
Quizá el mayor ejemplo de las dos visiones y caras del frente Amplio en el ejercicio del poder gubernamental, se de a nivel de los Gobiernos Departamentales.
Por un lado, con vaivenes aunque sin cambios en la sustancia, el Gobierno mantendrá la figura del Coordinador Departamental. Su fin es claro: crear figuras de relevancia en lo social que se transformen en apoyos de gestión en tiempos de campaña electoral, tal y como lo presume necesario ahora la senadora Lucía Topolansky al pretender que Vázquez decida rápidamente su candidatura, para en caso contrario empezar a generar opinión pública en otra persona.
Por otro lado, mientras Vázquez era nítidamente Municipalista, trabajaba por la descentralización política y territorial, Mujica es claramente lo contrario; es centralista, y eso en buen romance son  los Coordinadores Políticos. El Presidente es posesivo y mandón a la hora de generar espacios de coparticipación que puedan traducirse en la co-participación de obras con los gobiernos departamentales.
Observe el lector lo que está sucediendo a nivel de la OPP y la canalización de su estructura funcional: desarticularon las direcciones de los Gobiernos Departamentales para fortalecer la estructura territorial de los ahora “Comisarios Políticos”.
Y sólo un punto más que fortalecerá este argumento de los dos Frente Amplio: no se reconoce el gasto público social que es lo que hacen las Intendencias y debería ser de cargo del Gobierno Nacional, y se le condiciona su gestión a estar al día con la UTE en materia de alumbrado público. Este tema no es menor a la hora de observar las altas tasas de interés en dólares de los financiamientos otorgados a las Intendencias, con el agravante de no considerar ni por un instante que el alumbrado no sólo es un servicio municipal, sino también la base de un esquema de seguridad montado sobre lo que se ve y no sobre lo que se imagina. Si en las sombras opera la delincuencia, ¿qué porcentaje del alumbrado es de cargo de las Intendencias y qué parte le toca al Ministerio del Interior?
Realmente estamos en la contratara del gobierno descentralización y participativo de Tabaré Vázquez; estamos ante el Gobierno centralista y dirigista de José Mujica.
Todo es una cuestión de historia apenas con variaciones de contexto.

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