Por Francisco Centurión
Arquitecto - Intendente de Río Negro 2002-2005 - Investigador Asociado Idel – Ucu - Instituto Desarrollo Local - UCUDAL
Para lo del título argumentos sobran, los puedo enumerar incluso hasta sonar reiterativo puesto que hace mucho tiempo que insisto en que la región binacional que tiene por eje el Río Uruguay, tiene una acumulación de factores que la hacen un territorio con posibilidades ciertas de desarrollo en su más amplia acepción.
Esto de la acumulación de factores está en el haber, pero no menos importante es la columna del debe que contiene fundamentalmente la falta de cooperación estratégica. Cooperación que debe tener como base la construcción de una cultura afín en “todo el territorio” de manera equilibrada y coherente.
Por tanto esta coyuntura en la que parecen superarse circunstancias de confrontación y distanciamiento, por voluntades de aunar esfuerzos y búsqueda de intereses comunes a ambas comunidades, es una oportunidad. Lo es en la medida que no nos quedemos en la meta de sólo lograr conquistas puntuales y referidas a intereses sectoriales, como lo parece indicar el lema por el dragado.
Para pensar seriamente en DESARROLLO y en una dimensión que pueda identificarse como logros que sean sentidos en todos los ámbitos locales y a la vez trasciendan la frontera nacional para consolidar una actuación compartida que le otorgue al territorio un peso específico suficiente para su atractividad global, debe incursionarse en una mirada compleja, multidimensional y multitemática.
Esto quiere decir ni más ni menos que tanto importa la dimensión pública del acuerdo entre los diferentes niveles institucionales de gobierno, como del mismo modo niveles institucionalizados de empresas y sociedad. Mientras que por otro lado tan importante es el mejoramiento de las infraestructuras y los marcos legales, como los acuerdos operativos de comercio, inversión e innovación. Pero no descuidando ni mucho menos lo que supone abonar una construcción cultural identitaria correspondiente a la idea de un nuevo territorio, con valores compartidos y consignas comunes.
Pero mis comentarios de hoy no son para reivindicar una convicción respecto de un destino ineludible para esta zona del mundo, ni siquiera es para cuestionar la manera imperfecta como se están dando estos pasos a instancias de los gobiernos ribereños desde ambos países, sino para aportar en aras que el resultado sea el mejor en virtud de la oportunidad.
Las oportunidades por definición no se repiten eternamente, si bien pueden darse en un cierto ritmo cíclico, una vez que perdimos una oportunidad luego nos cuesta mucho más encontrar el camino. De hecho si al impulso, el entusiasmo y la convocatoria que está logrando esta iniciativa, no le damos el contenido y la estructura que la hagan fructífera, tendremos frustración en los actores implicados y ello conllevará al descrédito.
En definitiva lo más importante ahora es lograr que el “proceso de construcción en marcha sea creíble” y ello se consigue obviamente con resultados. Pero tales resultados deben ir enmarcados en el convencimiento que es un proceso y como tal tendrá expectativas diferentes según los tiempos y las etapas que irán encadenadas. También los resultados deben reconocerse en el marco de una construcción multiactoral, en la que es necesario un sistema de actores que con su accionar sean parte sustantiva de esta construcción.
Estoy haciendo hincapié en no caer en la simplificación de creer que el logro de resultados materiales e impactantes como el dragado del río, por más que necesario es de por sí suficiente para el desarrollo. Hay que trabajar en el armado de una organización compleja “estado-empresas-sociedad” que colectivamente se ocupe de escribir el libreto, seleccionar los actores e interpretar la obra. Quiero decir que se debe marchar tanto con empuje como con visión de largo plazo.
Tengo una alegría enorme por el momento que se está viviendo en este corredor del Río Uruguay que hemos vapuleado opacando sus posibilidades. Todos los que vivimos, trabajamos y soñamos con un futuro mejor para esta zona en particular nos debemos sentir estimulados por el escenario actual y comprometernos ser parte de su futuro.
Concluyo que nuestro maravilloso río compartido puede ser simplemente un recurso o puede ser gran factor para el desarrollo y eso depende de cómo actuemos en torno a él y frente a la actual coyuntura que repito es “una oportunidad” y está en nuestras manos hacernos cargo de lo que es pertinente para aprovecharla. A mi juicio las claves pasan por empezar sin prejuicios pero rescatando la acumulación de ganancias que sin dudas existen, con la meta de alcanzar lo máximo y con la conciencia de valorizar lo mínimo, con ideas fuerza y liderazgos sin desmerecer ninguna participación.
Alguien dijo en estos días “la navegabilidad del río uruguay es un sueño” y me permito corregirlo por “la navegabilidad del río es una responsabilidad compartida” el sueño debe ser concretar que esta subregión binacional constituya un territorio cohesionado y con poder de competitividad global, un ejemplo de Desarrollo Local Transfronterizo.
Alguien dijo también “es hora que empecemos a ponernos de acuerdo” y esto es clave, ponernos de acuerdo en los “valores compartidos”, en un “interés común de gran alcance” y una “estrategia de actuación para el medio y largo plazo”. Argumentos existen, capacidades instaladas también y voluntad también a juzgar por los acontecimientos, hay que actuar con profesionalidad y aprovechando el “saber hacer”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario