¿Por qué no exigir calidad por igual, al nivel que determina el mundo, a todas las Universidades?

Por Dra. Beatriz Bugallo Montaño

Hace ya algunas semanas (mayo del 2010) que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento el Proyecto de Ley mediante el cual se crea y reglamenta la Agencia para la Promoción y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Terciaria (APACET).  De esta manera, en 82 artículos, pone nuestro país al día con una actividad que en las últimas décadas es constante en el sistema universitario mundial: “medir” las actividades para sostener y mejorar la calidad, de manera que las universidades puedan ser mejores para el país y para todo el demos universitario.
La “acreditación de carreras” es un proceso mediante el cual se otorga validez y reconocimiento público a las actividades de una carrera universitaria y a la titulación derivada de ella, sea de grado, postgrado o doctorado. Se deben cumplir requisitos básicos formulados para cada carrera dirigidos a lograr determinado nivel de calidad académica. La enseñanza universitaria se acredita en todo el mundo, es decir, se analiza su calidad. Sin polémicas. Es algo aceptable para medir si la institución universitaria responde a necesidades y expectativas de la sociedad donde realiza su actividad de formación y de investigación. Es una manera de “rendir cuentas” a los distintos operadores con los que se relaciona cada universidad, especialmente, cuando se trata de universidades que reciben fondos del Estado: es la manera que justifica que ha empleado bien los recursos que la sociedad le entrega a través del Estado. 
Lamentablemente el proyecto mencionado sólo organiza la evaluación y acreditación de universidades y otros centros educativos terciarios de educación privada. La Universidad de la República voluntariamente se excluyó de toda exigencia de nivel de calidad. Ello deja a la enseñanza universitaria estatal fuera de toda referencia internacional de calidad en la educación que imparte.
Varios de los centros de la UDELAR están en un proceso de acreditación externa a nivel Mercosur (incluso con acreditaciones logradas), ¿por qué no aceptar someterse también a la evaluación de calidad? Se habla mucho del prestigio de la UDELAR ¿cuál es el problema en acreditarlo? Para sus propios estudiantes, docentes y egresados es una carencia: es una realidad que el nivel de la Universidad de vínculo “presenta” muchas veces al universitario y, de esta manera, no tenemos cómo acreditarlo en el mundo. 
No fue esta la posición adoptada en la Comisión Interpartidaria, no ha sido tampoco la idea de sistema universitario competitivo y de calidad que refleja el Programa de Gobierno del Partido Colorado. Esperemos que la afirmación que se hiciera desde jerarquías ministeriales del MEC, respecto de que el envío del proyecto implica  asistir a una discusión y búsqueda de los acuerdos políticos necesarios para eventuales modificaciones, lleve a una solución más justa, especialmente para la propia Universidad de la República. 
Proyecto de Ley de Creación de la Agencia de Promoción y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Terciaria APACET  (exposición de motivos y texto):  

http://educacion.mec.gub.uy/PROYECTO%20DE%20LEY%20DE%20CREACIoN%20DE%20LA.pdf 

No hay comentarios:

Publicar un comentario