Pedro BORDABERRY
Abogado. Senador de la República.
Mark Twain afirmaba que existen tres tipos de
mentiras: las mentiras simples, las malditas mentiras y las estadísticas.
Recordé al autor de las Aventuras de Tom
Sawyer y Huckleberry Finn esta semana cuando escuché las explicaciones del
Ministro del Interior sobre la inseguridad que existe hoy en el Uruguay.
El Ministro recurrió a la estadística. Afirmó
que los homicidios en el comienzo del 2012 fueron casi tantos como en los
tiempos en que el Senador Carlos Moreira fue Subsecretario del Interior.
Para el Ministro, la media de homicidios se
mantiene desde el año 1990 en el Uruguay. Por ello, para Bonomi, la cantidad de
homicidios que se registraron en los primeros días de este 2012 no debe
preocupar.
Es decir, está todo bien.
Creo que las estadísticas no son mentiras.
Las mismas proporcionan datos que deben ser analizados con rigor profesional y
no como elemento de barricada parlamentaria, como lo hizo Bonomi.
Hay algo que el Ministro no dijo: elegir un
solo año contra el cuál compararse no es correcto. Tampoco está bien
conformarse con la estadística de un solo delito (el homicidio).
Lo que se debe hacer es recurrir a períodos
más extensos de tiempo y sobre todo analizar otros delitos, que si crecieron.
Como la rapiña, por ejemplo.
En 1990, por tomar uno de los años de
gobierno que citó Bonomi, se denunciaron 2.560 rapiñas en el Uruguay.
En el año 2010 se denunciaron 13.823. Si,
cinco veces más rapiñas en el primer año de gobierno de Mújica que en el primer
año de gobierno de Lacalle.
El lector estará pensando que estoy cayendo
en lo mismo que critiqué al Ministro Bonomi: el tomar un solo año.
Tiene razón.
Tomemos las rapiñas por período de gobierno.
Durante los cinco años del gobierno de Tabaré
Vázquez fueron 48.439 las rapiñas. Tres veces más que en el gobierno de Lacalle
(13.681).
Si sumamos las rapiñas de los primeros seis
años de gobierno del Frente Amplio (cinco de Tabaré Vázquez y uno de Mújica)
las mismas superan ampliamente a las de los diez años de los últimos dos
gobiernos colorados (Sanguinetti y Batlle).
Es decir que en seis años de gobierno del
Frente Amplio existieron casi tres mil rapiñas más que en diez años de
gobiernos colorados.
Durante los dos gobiernos del Frente Amplio
las rapiñas aumentaron su ritmo de crecimiento en un 40%.
Ello pese a que todos los días se nos dice
que el Uruguay está muy bien, que la economía marcha de forma espectacular y
que la inseguridad es sólo una sensación.
Hay otro número que no debe pasar
desapercibido. Lo publicó el Semanario Búsqueda la semana pasada: el lugar donde
más crecieron las rapiñas ha sido en los barrios en que viven quienes tienen
menores ingresos. Ahí no se pueden dar el lujo de contratar seguridad privada,
alarmas y cercas eléctricas.
El aumento de las rapiñas es lo que llevó al
estado de alarma en que hoy vive la población. La rapiña es el copamiento de
una casa o de un comercio, la amenaza de violencia, los actos que muchas veces
provocan lesiones.
Ahí está fallando el Ministro Bonomi como
erraron sus antecesores Díaz y Tourné.
Hace ya largo rato que entregamos propuestas
concretas para combatir este y otros delitos (www.vamosuruguay.com.uy).
En lugar de recurrir a una estadística
aislada, Bonomi debería leerlas y hacerse cargo de los errores que está
cometiendo.
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