Me quedo callado y no digo nada
Por José Amorín Batlle
Senador
El proyecto de ley de modificaciones al IRPF trae cambios sustanciales. Hay dos cambios evidentes, porque no es solamente cobrar el IRPF a los depósitos en el exterior. Lo que importa es que hay un cambio de criterio. Uruguay tuvo un criterio permanente, como casi todos los países de América Latina, como casi todos los países en vías de desarrollo, que es el criterio de la territorialidad: los impuestos se cobran en los lugares donde el país es soberano. Los países poderosos intentan tener una base mundial para cobrar impuestos de sus residentes, de su actividad en otros lados. Esto de ahora, por eso mismo, es un cambio sustancial.
El segundo cambio también es bien importante, tiene en cuenta el derecho a la intimidad de los seres humanos, es un derecho humano, y se amplía la posibilidad de vulnerar el secreto bancario.
¿Por qué se hizo esta ley? Hay dos capítulos diferentes, el presidente de la República es un hombre muy franco y muy sincero, y al otro día de anunciar esta ley lo dijo claramente: “No entramos en esto por nuestra propia voluntad”.
“Las potencias centrales nos obligaron”, agregó Mujica, léase la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que parece fue quien nos puso en una lista gris, y Uruguay como inmediata una reacción dice: “Tenemos que cambiar todo el sistema nuestro por algo que no queremos”. Si no entramos en todo esto por nuestra voluntad, significa que si no nos hubieran apretado no lo habríamos hecho. Entonces, por lo menos, el tema del secreto bancario es un tema que no era querido, un tema al que nos impulsaron, las palabras del presidente Mujica son claras, y mucho más claras son aún las palabras previas del presidente Mujica y el vicepresidente Astori en los foros nacionales e internacionales, cuando dijeron, antes y después de ser electos, que no iban a tocar el sistema tributario, que no iban a avanzar en el tema del secreto bancario y que no iban a gravar los depósitos en el exterior. Eso es sustancial para empezar esta conversación.
El proyecto ahora ya está presentado, está en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores y habrá que analizar ¿qué efectos puede tener esta ley en la plaza local?
La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social, así que uno tiene que prever qué van a hacer los operadores económicos, la gente que actúa en el tema económico. Lo primero que yo creo que va a haber es, no sabemos en qué grado todavía, pero una pérdida de confianza y de credibilidad. Cuando un gobierno llega y dice “no vamos a tocar el secreto bancario y no vamos a gravar los depósitos en el exterior”, y lo primero que hace cuando hay un amague de un organismo internacional es vulnerar el secreto bancario, y además, sin ninguna necesidad, gravar los depósitos en el exterior, la gente se pregunta: ¿cuál es el próximo paso? Es natural. Las consultas son de todo tipo: ¿por qué lo van a gravar?, ¿después nos subirán el impuesto? ¿Qué pasa si no lo declaro? ¿Cómo van a controlar? Una cantidad de preguntas de ese tipo. Así que yo creo que afecta en lo peor que puede afectar en economía, que es la credibilidad y la confianza.
Por eso insisto: el presidente de la República, no el ministro, dijo en el Conrad: “El secreto bancario no se toca”. Lo dijo hace seis meses. Y ahora se toca, entonces la gente que invierte en Uruguay, la gente que piensa hacer negocios, los uruguayos, la enorme mayoría uruguayos, y algunos otros extranjeros, cuando después les explican eso del “no, esto no es el statu quo”… se complica.
Por todo esto es que la gente se pregunta: “¿Cuál es el próximo paso? ¿Cuál es el cambio del statu quo? ¿Hacia dónde van? Se dijo ‘no se tocan los depósitos en el exterior’, y se tocan”. Se nos dice que es por equidad, y no es por equidad, es obvio que no es por equidad, porque si usted tiene depósitos en el exterior paga 12%, si tiene en dólares acá paga 12%, si tiene en pesos paga el 3%, si tiene en papeles no paga nada, si usted vive en Uruguay y tiene una casa en Uruguay, por las rentas de los arrendamientos paga el 12%, si tiene apartamentos en Miami no paga nada. No es por equidad, es por otra cosa que no sabemos.
Y la que no entiende todo esto es la gente. Es claro que este IRPF no es un impuesto equitativo, es un impuesto que hace tabla rasa: tanto gana, tanto se le cobra. Eso está absolutamente discutido, no importa si tiene 18 hijos, si heredó una fortuna, acá le cobran igual, no es equitativo.
Pero cuando tuve la oportunidad de preguntarle al ministro por qué no pagaban los inmuebles en el exterior el IRPF, me dijo que no se podía controlar, entonces le dije: “¿Cómo va a controlar los depósitos en el exterior con estos acuerdos fantásticos que estamos haciendo para evitar la doble tributación y para vulnerar el secreto bancario?”. Le pregunté al ministro con qué países tenemos acuerdo, y el ministro me dijo que tenemos acuerdo con Hungría, Alemania, Francia, España, Portugal y México. Entonces le dije que mi impresión es que los uruguayos cuando depositan en el exterior no lo hacen en Hungría; me parece mucho más valioso tener acuerdo con Estados Unidos, con Inglaterra, con Holanda, con Suiza.
De allí surge que Uruguay quiere hacer un acuerdo con Estados Unidos, que sabe, desde ya, que no lo va a hacer, Estados Unidos no lo va a hacer con Uruguay, entonces los uruguayos que tengan depósitos en Estados Unidos –y repito, la economía no es una ciencia exacta, sino una ciencia social–, ¿van a decir que los tienen, o se van a quedar callados porque temen que ese impuesto que hoy es 12, mañana sea 30 para que tenga el dinero acá? Si se quedan callados, ese dinero no vuelve nunca más a Uruguay.
El gran problema es lo que ha dicho el senador Tajam del Frente Amplio por estos días, desembozadamente y con claridad, con la claridad de la sinceridad que ha tenido siempre: la intención es que ese dinero vuelva a Uruguay. Entonces los uruguayos que por algún motivo lo tienen en el exterior, dicen: “Si yo lo declaro ahora para pagar el 12%, van a saber que lo tengo, y si está en (equis país) que no tiene doble tributación, o sea que es imposible que el Estado uruguayo llegue ahí, si yo lo declaro, mañana me van a subir el impuesto para traerlo”. Eso es lo que en el fondo quiere el gobierno, que traigan todo el dinero a Uruguay, que nadie pueda tener dinero fuera, salvo que pague un impuesto importante. Por eso la gente va a reaccionar mal, va a decir: “Me quedo callado, no digo nada”.
Es que la gente ante normas legales absurdas, cuando siente que la ley es para obstaculizar y no para mejorar, las trata de eludir. Sumado a esto la inoperancia en la regulación del control del tema, estamos ante otro fracaso de la voracidad fiscalizadora que achata el desarrollo.
ResponderEliminar